En esta corteza muda alguien ha escrito con muescas.
Signos como letras conservaron apenas el gesto tras el sismo y el fuego. Y ahora en la ínfima paz reclaman su dicho.
Y ahora en la atmósfera tibia dicen acaso mi nombre?
Leo, quiebro, mastico y trago estas palabras. Palabras que son heridas como las marcas en los animales, palabras que se mezclan y funden en mi boca urdiendo un vocablo nuevo que se ensaya una vez y desaparece sin eco en mi tracto y mi vientre.
Algo se ha dicho en su descenso y su memoria es ahora mi verso, mi canto y mi alimento.